Inicialmente románica, conserva una hermosa portada de la primitiva fábrica del siglo XII, formada de dos pares de columnas que sostienen las archivoltas tóricas con bezantes y chambrana ajedrezada. También destacan los capiteles zoomorfos y vegetales que soportan un curioso tímpano bilobulado en la sección recta.
En el S. XVIII tuvo que ser ampliada para acoger a los devotos de Sta. Isabel, celebrada y venerada sobre todo el día 2 de julio por miles de romeros.
De este siglo llama la atención en el templo la elegancia de su torre, los ricos retablos barrocos y tres relieves de granito; y en su exterior, el conjunto formado por el atrio con la sobria escalera de acceso, las casas que lo enmarcan y el palco para la celebración de las grandes ocasiones.